Millones de personas de todo el mundo instalaron Zoom superando la cantidad de descargas de TikTok, que parecía ser la app más popular. En este artículo te contamos por qué.
El Covid-19 implica consecuencias de un alto impacto social que aún no se terminan de dimensionar. El aislamiento físico nos exige adaptabilidad para dar continuidad a nuestras actividades, y con ello la creatividad es un desafío.
Los beneficios de la conectividad y accesibilidad que ofrece internet se hicieron más evidentes estas últimas semanas. Es que este entorno se convirtió en el escenario de lo posible, permitiendo sostener actividades que de manera presencial no lo serían.
Los softwares de videollamadas y reuniones virtuales nunca tuvieron la demanda que hoy exige el contexto. Zoom es la plataforma más utilizada a esos fines y sus características son un fundamento en sí mismas que explican el fenómeno.
Acceso libre y gratuito
La plataforma tiene dos grandes rasgos que en su momento no ofrecía ninguna otra: por un lado ofrece una versión gratuita que permite a los usuarios probar sus bondades. Con videollamadas y reuniones virtuales libres, permite grabar el encuentro virtual , compartir audio, pantalla y diferentes archivos, como así también posibilita chatear durante la conexión, programar reuniones, entre otras. Las limitaciones de esta versión son sobre la cantidad de posibles invitados (hasta 100 participantes) y la duración (hasta 40 minutos con más de un invitado).
Por otro lado, no hace falta tener una cuenta para participar de un encuentro virtual, sólo con tener la aplicación descargada en el dispositivo basta para acceder a cualquier invitación que recibamos. Eso sí, las últimas versiones tomaron el recaudo de poner contraseña a los eventos para mayor seguridad por defecto. Pero si te invitaron con un link, seguro viene acompañado del ID y la contraseña.

Zoom Bombing
Tan pronto como cobró popularidad, la app recibió fuertes críticas por la inseguridad y las amenazas que implicaba en su momento la conexión libre. La seguridad y la privacidad de las conexiones se vieron vulneradas ante la masiva utilización de manera libre.
El término zoom bombing se refiere a la amenaza de ciberacoso denunciado por usuarios de la aplicación alegando la irrupción de trolls y personas no identificadas en sus reuniones virtuales con lenguaje obsceno e imágenes perturbadoras.
En su momento la amenaza fue tal que incluso el FBI interfirió con un comunicado advirtiendo la misma.

Para mayor seguridad
Zoom inmediatamente reconfiguró el software y salió a la carga con recomendaciones de seguridad y congelamiento de muchas funciones para proteger las videocoferencias.
Entre esas se destacan la sala de espera, para que el hospedador pueda admitir quienes acceden a la reunión, las reuniones privadas, a partir de la solicitud de una contraseña para el ingreso, la posibilidad de restringir roles entre los participantes, si pueden hablar por privado entre ellos por chat, si pueden compartir archivos o pantalla. El anfitrión de la reunión debe configurar esos permisos garantizando la mayor privacidad posible.
Además se recomienda poner nombre a las grabaciones, y si son compartidas hacerlo con contraseña, no compartir los enlaces y contraseñas de reuniones programadas en redes sociales o foros públicos.
Durante los últimos 60 días, en lo que va del aislamiento acudí a Zoom para saludar a la familia, festejar cumpleaños, trabajar en línea, asistir a conferencias, dar clases y cenar con amigos. WhatsApp, Facebook y Google han creado en ese tiempo salas virtuales que ofrecen las mismas herramientas, y sin embargo la facilidad de acceso, la inmediatez con la que accedí y la intuitividad de la app me mantuvieron fiel a su uso.
¿Ustedes la probaron?